La cultura de la seguridad

¿Qué entendemos por cultura de la seguridad?

La cultura de la seguridad es una serie de hábitos, prácticas, conocimientos y procedimientos que nos hacen tomar consciencia de cómo nuestras acciones y métodos, nos ayudan a ser más efectivos en situaciones complicadas; priorizando en nuestra seguridad y la de los nuestros, pero comprendiendo los riesgos intrínsecos que conlleva la toma de según que decisiones.

La lucha es un todo muy amplio en el que nos vemos constantemente comprometidos en cuanto a seguridad se refiere, máxime en los tiempos que corren, en los que los métodos de control social se han vuelto mucho más presentes. Las medidas que antes podíamos tomar para tratar de no perjudicarnos, tienen que ser constantemente actualizadas puesto que la represión y las formas que ésta toma, están en constante evolución. Es por esto que la cultura de la seguridad no es un concepto estático que aprendamos un día y podamos dejar ahí parado, si no, un concepto que tenemos que incorporar como estilo de vida a nuestra cotidaniedad, pero con constantes actualizaciones.

La cultura de la seguridad cómo herramienta colectiva

Lo que aquí planteamos con esta puesta en común de conocimientos adquiridos con el tiempo, de una experiencia y recorridos y de las reflexiones de muchos compañeros que han ido aportando durante mucho tiempo en las luchas, se ofrece como una herramienta personal porque pretende hacernos entender que, nosotros mismos, debemos procurarnos ciertas formas de cuidados ante situaciones que nos puedan comprometer. Pero más importante aún es compartir estos pensamientos y prácticas para que sea una herramienta colectiva y para que tratemos de empujar todos en una misma dirección más allá de lo que cada uno haga por cuidarse a sí mismo.

Es un concepto que hace referencia a sentirnos seguros en la lucha, ante la represión, ante el hostigamiento y el control que el Estado tiene sobre nosotros por ser personas que luchan, por tanto, la no puesta en colectivo de todo esto, no tendría sentido ni adquiriría el mismo potencial si únicamente nos lo tomamos como si de hábitos de vida saludables se tratasen.

¿Qué entendemos por sentirnos seguros?

Esta es una buena pregunta que no siempre sabemos responder con cierta concreción y es algo que quizá a cada uno le suscite una respuesta diferente.

Para nosotros, sentirnos seguros parte de tres puntos muy importantes:

Por un lado, parte de la idea de tener todos estos conocimientos propios y del enemigo para poder sortear, todo lo que podamos, situaciones que puedan ser peligrosas para nosotros, nuestra libertad, nuestra integridad física y la de los nuestros.

Por otro lado parte de entender que, por mucho que nos empeñemos, hay ciertos riesgos ineludibles con los que nos vamos a encontrar y que serán difícilmente o imposibles de combatir, fruto de la batalla tan desigual que existe entre nosotros y el Estado, y fruto también de una decisión consciente de haber tomado un cierto camino. Mentalizarnos de todo esto, es también contribuir a un refuerzo de la seguridad que nos haga estar preparados ante las posibles consecuencias. Un equilibrio entre evitar el riesgo y asumirlo podrá hacernos responder mucho más firmemente sin que las consecuencias nos vengan por sorpresa. Todo esto pasa, obviamente, por una puesta en común y por un entendimiento de a qué nos enfrentamos, hasta dónde queremos llegar, con quién, para qué, etc. Muchas de estas herramientas se adquieren con el tiempo y pasan también por abordar estos temas desde el punto de vista de la “salud mental” o la mentalización colectiva de ello y trabajando el miedo y los bloqueos emocionales desde una perspectiva política también.

Por último es importante comprender que la seguridad y todo lo que le atañe, no tiene unicamente que ver con tenerlo todo controlado o con comprender que siempre estamos expuestos a ciertos riesgos que tenemos que asumir, si no, a que una buena definición de seguridad es también sentir y poder comprobar que cuando nos pase algo, no vamos a estar solos y no vamos a tener que asumirlo de forma individual porque entendemos que cualquier consecuencia sufrida por luchar, va a ser amortiguada por un movimiento que debería de apoyar incondicionalmente a los compañeros afectados.

Este último punto contiene más profundizaciones en torno a la solidaridad y demás debates que han de abordarse de la misma forma. La respuesta colectiva ante golpes represivos o detenciones de compañeros, determina también que nos sintamos fuertes a la hora de asumir los riesgos y sus consecuencias y determina también un peso fundamental a la hora de construir esa cultura de la seguridad de la que hablamos, desde su más amplio significado, de la mano de una convicción de lo que estamos haciendo y la reafirmación de ello cuando vienen mal dadas.